Por Wendy Gutierrez.
En un universo
multicultural como el nuestro, se debe manejar una idea amplia sobre
lo que es conocer una cultura. Es preciso que se haga relevante la
proposición de ir más allá de la adquisición del lenguaje y el
perfecto aprendizaje de la gramática. Se debe profundizar sobre lo
culturalmente típico, las manifestaciones comunes y representativas
de cualquier grupo social.
El texto Cómo pedir una
bebida en Subanun, de la autoría de Charles O. Frake, basado en los
avances sobre etnografía del habla de Dell Hymes, es una clara
muestra sobre cómo no es necesaria la simple adquisición de una
determinada lengua para dar por sentado que conocemos todo sobre una
cultura. La posición asumida por el autor gira en torno a unas
actividades protocolarias y culturales, de las cuales se pretende
concientizar al lector sobre la utilidad de conocimientos
extralingüísticos en un ámbito social y cultural.
Con el artículo de
Charles O. Frake, queda evidenciado que es necesario descifrar los
códigos culturales más emblemáticos y comunes de una cultura a la
cual queramos abordar. Además, para cumplir lo anterior, es
ineludible conocer el contexto, la realidad, el potencial de
tradición, entre otros aspectos que nos ayudarían a sentirnos como
propios en una comunidad ajena.
Cómo pedir una bebida en
Subanun, texto expositivo bajo la tesis: ”No es suficiente hablar
correctamente desde el punto de vista gramatical; ni siquiera hacerlo
de una manera sensata”, pretende dar una idea real sobre la
necesidad de conocer una cultura en su pragmatismo, de ir más allá
de la simple adquisición de una lengua. También pretende dar a
conocer todo el protocolo cultural que se desprende de una bebida, el
espacio de tiempo, turnos, situaciones específicas, y toda una
concurrencia de hechos que suscitan a cómo deleitar, y apreciar, una
cerveza, o bien, un gasi como le es conocida en Subanun.
A mi parecer resulta
interesante, y por qué no, excéntrico, pensar que se pueda realizar
un ritual compartido con base a una bebida. No obstante, también es
llamativo ver como una sociedad de agricultores provincianos puede
llegar a tal organización. Y es que el texto es claro, existe una
temporada específica para la degustación de dicha cerveza, un
evento, un contexto, una técnica, reuniones, temas de conversación,
y espacios de intervención. No es un acto improvisado, ni mucho
menos irrelevante; es todo un patrón cultural.
En síntesis, es válido
afirmar que en el texto analizado el lenguaje se presenta como una
práctica cultural, un motor impulsador de las relaciones sociales.
Es curioso encontrar tribus donde alrededor de una bebida, una
persona pueda demostrar sus habilidades lingüísticas y verbales,
además de destacarse según su elocuencia y versatilidad al
relacionarse con los demás participantes a la festividad. Y así
mismo, al revelar que posee dichas características, alcanzar una
posición social en la comunidad de Subanun.
Finalmente, es destacable
la aclaración del autor al demostrarnos cómo el uso del lenguaje
debe ir siempre bien acompañado de otros complementos
socioculturales. Y no es para menos, el mejor halago que puede
recibir un anfitrión es que el extranjero se integre, se involucre,
se interese por conocer la cultura de aquel lugar, al que por algún
motivo, ha llegado a conocer.
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